El presidente salvadoreño Nayib Bukele saboreó lo que parece una contundente victoria de reelección, arremetiendo contra sus críticos internacionales y la prensa. El mandatario populista se ha declarado a sí mismo como un heraldo de la democracia, y no un ejemplo de la autocracia del siglo XXI que algunos temen.
En su discurso del domingo por la noche ante miles de simpatizantes, Bukele dijo que El Salvador no había conocido la democracia hasta ahora, aunque reconoció que su visión de ese ideal es poco convencional.
“Sería la primera vez que en un país existe un partido único en un sistema democrático”, dijo Bukele, y añadió que “la oposición quedó pulverizada”.
Tras los comicios del domingo, Bukele será el primer presidente en ser reelegido en El Salvador. La mayoría de su partido en el Congreso, y un tribunal que ayudaron a conformar, le permitieron eludir una prohibición constitucional.
El lunes, Bukele tenía el 83% de los votos, frente al 7% de su rival más cercano, tras el escrutinio — plagado de fallos — de aproximadamente el 71% de las papeletas de los colegios electorales, según los datos preliminares del Tribunal Supremo Electoral.
Bukele se describe a sí mismo como el “dictador más cool del mundo” y se anticipa que fortalezca todavía más su control del poder. Pronosticó que su partido, Nuevas Ideas, aumente su mayoría en el Congreso, pero el lunes sólo se habían escrutado el 5% de los colegios electorales.
En caso de que eso suceda, los analistas afirman que Bukele podrá continuar con su controversial campaña de represión contra las pandillas y con una reforma constitucional —una acción que su gobierno propuso anteriormente— para permanecer en el cargo.
La victoria de Bukele fue celebrada por una multitud ataviada con camisetas, bufandas, sombreros, peluches, máscaras y figuras de cartón de tamaño real con su rostro. Pero otros señalan que la nación centroamericana se dirige a un peligroso camino que podría socavar a la democracia y sacudir al resto de la región.
“No hay paso atrás”, dijo Eduardo Escobar, abogado y director de la organización no gubernamental Acción Ciudadana. “Esta elección significa la consolidación de un modelo de gobierno autoritario en El Salvador, que se ratifique por la gente”, señaló.