Su acción es producto del pensamiento previo. En el hipocampo de su cerebro se alojan cada ángulo y espacio a resguardar tras la certera lectura de los movimientos de ataques del rival. ‘Chin Chin’ es visceralmente inteligente, astuta, sabia, pícara. Jamás echó de menos su baja estatura. La posición de líbero no la requiere, a pesar de ser la más exigente de las seis, y la que más limitaciones y reglas asume. El líbero es un invento relativamente joven en el voleibol (27 años) deporte que ha admitido profundas modificaciones durante los últimos años para convertirse en más atractivo para la televisión. Es una posición eminentemente defensiva, y por tales razones entra y sale de acción de manera constante. Con Brenda ese guión no se lleva a plenitud. Va más allá del horizonte que limita las funciones del libro. Excelsa en la recepción, no importa el grado de dificultad del servicio del contrincante, sea el flotador, ese que provoca que la pelota asuma un trayecto sin rumbo por su carencia de rotación, el potente de salto que combina velocidad y brusco efecto de tendencia baja, o el de topspin de efecto liftado similar al slider del béisbol. Para Brenda no existen recepciones incómodas. Su primer toque suele convertirse en el penúltimo pase de un ataque gracias a su facilidad para recibir. Eso siempre lo agradece Niverka Marte, acomodadora de las Reinas del Caribe que brinda el último pase para que las atacantes ejecuten la culminación de un punto. No puede ser capitán del equipo porque las reglas se lo prohíben. No importa. Cuando está en juego asume el liderazgo, ordena colocaciones defensivas, se apodera del centro neurálgico de la cancha donde suelen aterrizar la mayoría de los servicios del oponente. No es su rol, pero tiene la libertad de participar en jugadas ofensivas a pesar de las limitaciones reglamentarias que el voleibol le impone al liberó al momento del ataque, convirtiéndose en ocasional acomodadora de dedos fuera de la línea que marca la frontera de los espacios, y cuando las circunstancias lo requieren acomoda con antebrazos en su zona prohibida. Cuando no ha estado en la selección las Reinas lo padecen. Baja la intensidad defensiva, la recepción lo sufre y se echan de menos sus salvadas imposibles en espacios alejados que logra alcanzar estirando uno de sus brazos o recurriendo a la estrategia urgente y desesperada de su pierna derecha que invita a recordar algunas jugadas de fútbol. No es coincidencia que las breves malas rachas de las muchachas que dirige Marcos Kwiek hayan coincidido con su ausencia. Coleccionista de títulos. Su vitrina está repleta de premios individuales que van desde Jugadora Más Valiosa, hasta Mejor Defensa y Mejor Receptora. A la mejor libero del mundo de la última década el ranking de la FIVB le ha hecho justicia al colocarla en el puesto número uno, cima alcanzada gracias a los puntos colectivos e individuales durante un año. ‘Pequeña criatura, esencia más pura’. Brenda es inagotable.